terça-feira, 31 de março de 2009

Ô saudade...


EL TEXTO EN CASTELLANO SE ENCUENTRA MÁS ABAJO

Demorei o máximo que pude, tentei prorrogar um pouco mais, e acho que finalmente chegou a hora, o momento do último post.

Faz quase um mês que eu voltei, e acho que esse foi o tempo suficiente para pôr minha cabeça no lugar. Confesso que ainda estou bastante confuso sobre tudo, é difícil ir para um sonho e de repente ter que voltar para a realidade, principalmente quando há aspectos dessa realidade que não lhe convém. Mas mantenho minha cabeça centrada nas melhores características dessa minha vida brasileira, e tento me concentrar em criar a oportunidade para o retorno a Europa.

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O apartamento era grande, muito grande e desde o primeiro momento que eu coloquei os pés lá senti aquele cheiro, um cheiro de madeira velha distinto de todas as outras madeiras velhas do mundo. Nos primeiros dias um odor meio incômodo, mas que com o tempo se tornou o cheiro de casa, o primeiro cheiro que eu sentia depois das viagens, algo que ansiava após dias com o pé na estrada e ficará guardado na minha memória para sempre.

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Os meus companheiros de apartamento eram duas pessoas totalmente opostas. Alejandro extremamente alegre e falante; Joaquín sempre sério e de poucas palavras; Alejandro sempre romântico, pouco ambicioso e de pensamentos simples, Joaquín ousado, contestador e de grandes idéias sobre o mundo e sua adoecida sociedade. Alejandro “tio”, Joaquín “Macho”, Ramon “Chaval”. Eu me dei muito bem com os dois, e agora é como se eu tivesse dois irmãos europeus.

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A universidade era incrível, moderna, gigante, com uma organização invejável. Ao mesmo tempo em que eu pensava na sorte que tinha por estar tendo aquela oportunidade, pensava no difícil que ia ser voltar pro Decom, com todos os problemas e todas as frustrações. Foi na universidade que conheci, belgas, francesas, italianas, suíças, peruana e espanhóis. Nada mais interessante do que conviver com culturas diferentes para poder ver o mundo com outros olhos. Mas devo dizer que uma espanhola foi especialmente marcante, Mayte. Ela é doce, simpática, prestativa, estudiosa, trabalhadora (futura workaholic), inteligente e bonita. Ah, e baixinha também, hehe. Não posso esquecer de dizer que será uma grande jornalista.

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As viagens foram um ponto decisivo no meu amadurecimento. Pegar avião, trem, ônibus; ficar hospedado dos “hostels” mais xexelentos aos mais organizados; perambular pelas ruas das maiores capitais européias com um mapa numa mão e uma câmera fotográfica na outra; comer Mcdonalds no café-da-manhã, almoço e jantar para economizar, e tudo na maior parte do tempo sozinho. O que me fez ver que muitas vezes você só pode contar consigo, e ninguém mais. E ao mesmo tempo perceber que o mundo está cheio de pessoas boas e interessantes, com muita história para contar.

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A sensação é de não pertencer a lugar nenhum, um estranho onde quer que esteja. Quando cheguei a Valencia me adaptei rapidamente, e imaginei que fosse uma nova característica que tinha acabado de descobrir. Talvez seja mesmo, mas a sensação que estou experimentando aqui, na minha cidade, no lugar que eu nasci, onde me criei e aprendi a ser o que sou hoje, é de um vazio. Não quero mais me adaptar a vida que sempre tive, quero viver no mundo, como um cidadão do mundo, viajando, trabalhando, aprendendo. Conhecendo gente nova a cada estação de trem, em cada aeroporto. O Velho eu desapareceu naquele 9 de setembro de 2008, quando eu embarquei rumo a Europa. Sobrou o novo eu, com 90% da personalidade do antigo, mas com os 10% de uma personalidade nova que vai mudar o meu futuro para sempre. Nesse momento em que as dúvidas são a realidade, minha única certeza é que aqui eu não quero ficar.

 

Con mucho amor y sin dolor...


Este texto es una traducción hecha por mí del texto que hice en portugués para ser el último de mi blog. El único motivo por lo cual lo hice fue para que mis amigos, sinceros amigos, que dejé en España puedan ver lo que escribí sobre ellos y considerar si está bien o mal. Espero que no les moleste la manera como escribo, pues es una característica muy mía de escribir, una costumbre que cogí con el tiempo de escribir de un modo diferente a cada publicación. La intención del texto es ser un rompecabezas de ideas que nunca se concretarán, pero que reflejan todo que sentí. Aprovecho también para disculparme de los errores gramaticales en mi castellano que seguramente habrán, pero es inevitable.

 

Tardé lo máximo que pude, intenté aplazar un poco más, y creo que por fin llegó la hora, el momento de la última publicación.

Hace casí un mes que volví, y me parece que este tiempo fue suficiente para poner todo en su sítio. Es verdad que todavía sigo atolondrado acerca de todo, es muy duro irte para un sueño y de pronto tienes que volver para la realidad, principalmente cuando hay rasgos de esta realidad que no te conviene. Sin embargo, mantengo mi cabeza fija en las mejores características de esta mi vida brasileña, y intento concentrarme en crear la oportunidad para volver a Europa.

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El piso era grande, muy grande y desde el primer momento que puse mis pies allí, sentí aquel olor, un olor de madera vieja, distinto de todos los olores de madera vieja del mundo. En los primeros días me ha molestado, pero con el tiempo se volvió en el olor del hogar, el primer olor que sentía tras los viajes, algo que anhelaba después de días por el mundo y estará guardado en mi memoria para siempre.

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Mis compañeros de piso eran dos personas de personalidades contrarias. Alejandro muy alegre y hablante; Joaquín siempre serio y de pocas palabras; Alejandro siempre romantico, de deseos y pensamientos sencillos; Joaquín osado, escéptico y de grandes ideas sobre el mundo y su enferma sociedad. Alejandro “tío”, Joaquín “Macho”, Ramon “chavál”. Llevé muy bien con los dos, y ahora es como si tuviera dos hermanos españoles.

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La universidad era increíble, moderna, gigante, y muy bien organizada. Al mismo tiempo que pensaba en la suerte que tenía por la oportunidad de estudiar allí, pensaba como sería duro volver al Decom (Departamento de Comunicación de mi universidad), con todos sus problemas y frustraciones.  Fue en la universidad que conocí a belgas, francesas, italianas, suizas, peruanas y españoles. Algo muy interesante por la convivencia con culturas distintas para poder ver al mundo con otra mirada. Pero debo decir que me ha marcado una española, Mayte. Ella es dulce, simpática, estudiosa, trabajadora (casi workaholic), inteligente, guapa y bajita, jeje. Y claro no puedo olvidar de decir que será una gran periodista. 

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Los viajes fueron decisivos para mi maduración. Coger avión, tren, autobús; quedarme en albergues de los más sucios, a los más chulos; caminar por las calles de las más grandes capitales europeas con un mapa en una mano y una cámara fotográfica en la otra; comer McDonald’s en el desayuno, comida y cena para ahorrar, y casí todo el rato sólo. Lo que me hizo percibir que muchas veces uno sólo puede contar  con uno mismo, y nadie más. Al mismo tiempo me di cuenta de que el mundo está lleno de personas buenas e interesantes, con mucha historia para contar.

[…]

La sensación es de no pertenecer a ningún lugar, un sin patria donde esté. Cuando llegué  a Valencia me adapté rápidamente, e imaginé que fuera una nueva característica que acabara de descubrir. Quizá lo sea, pero la sensación que experimento aquí, en mi ciudad, en el sitio donde nací, donde me crearon y aprendí a ser lo que soy es de un vacío. No quiero adaptarme a esta vida que siempre tuve, quiero vivir en el  mundo, como un ciudadano del mundo, viajando, trabajando, aprendiendo. Conociendo nuevas personas a cada estación de tren, a cada aeropuerto. El viejo yo desapareció en aquel 9 de septiembre de 2008, cuando subí en un avión hacia Europa. Queda el nuevo yo, con 90% de la personalidad antigua, pero con 10% de una personalidad nueva que cambiará mi futuro para siempre. En este momento, en lo cual las dudas son la realidad, sólo estoy seguro que aquí no quiero quedarme.

¡Hasta luego amigos!